El Inca Atahualpa acepta la invitación de Pizarro
Pizarro ordena a Hernando de Soto:
- Vaís a ir a invitar a Atahuallpa a cenar conmigo, tengo un plan muy importante y teneís que convencerlo, no tengaís miedo o temor, te acompañaran 20 hombres.A Hernando de Soto, lo acompañaron Felipillo que iba como traductor y con 20 hombres a caballo; ocurrió a mediados del mes de noviembre de 1532, Atahualpa recibe a los emisarios de Pizarro, los castellanos permanecen en sus caballos ante el asombro de todos los presentes y los espolonean a propósito para que se encabriten y se muevan, logrando que se levanten sobre sus patas traseras impresionando a todos los incas; Atahualpa le ofrece chicha de maíz de jora, servido en vaso de oro, que algunos personajes después de probarlo lo tiran al suelo, actitud que el Inca desaprobó; Atahualpa en contestación a la invitación prometió ir en cualquier momento, pero después evadió la invitación varias veces, hasta que la aceptó, aunque le parecía muy extraña la invitación.
El 16 de noviembre de 1532 salió de su campamento en los baños termales donde solía descansar y llegó a la plaza de Cajamarca cargado en sus andas de oro, detrás suyo también llegó el Señor de Chincha que lo acompañaba y pregunto:
- ¿Dónde están los sunkhasapas?
- Están escondidos, muertos de miedo.
Le contestó el Willac Umu.
Esto le causó risa a Atahualpa, rompiendo su habitual seriedad, en segundos lo recuperó y pasó a otro estado de ánimo y molesto ordenó regresar a Pulltumarca.
La comitiva del Inka, era impresionante, lo seguían aproximadamente 500 hombres, todos iban igualmente vestidos con ropas de color blanco y obedecían todas las órdenes del Inca, un grupo había regresado de limpiar de piedras y pajas el camino,
al llegar a la plaza de Cajamarca le pareció muy extraño no ver a ningún español, entraron lentamente y nadie se les acercaba.
Este era el punto de reunión, era la plaza donde los esperaron varios días y cuando llegó el inka, la comitiva entró lentamente, los hispanos permanecieron en silencio.
al llegar a la plaza de Cajamarca le pareció muy extraño no ver a ningún español, entraron lentamente y nadie se les acercaba.
Este era el punto de reunión, era la plaza donde los esperaron varios días y cuando llegó el inka, la comitiva entró lentamente, los hispanos permanecieron en silencio.
Pizarro había organizado una emboscada, bloquea las calles y divide los caballos y jinetes y a los soldados de a pie entre sus hermanos Hernando y Juan, además de Soto y Candia tenía 2 hombres a caballo, varios a pie, había 2 trompetas y un falconete pequeño, pero permanecieron escondidos y en silencio.
A una señal se inicia una gran batahola, los ibéricos salen de sus escondites gritando, dispararon los 3 falconetes, tocaron 2 trompetas que llevaban, los jinetes espolearon a sus caballos que relincharon y arrancaron al galope, los jinetes daban alaridos y a la vez sonaban los cascabeles que tenían amarrados a las patas de los caballos y los soldados de a pie gritando y con el sable en la mano, todo esto al unísono produciendo una gran confusión entre los incas, algunos salieron corriendo algo confundidos, los jinetes se lanzaron con el sable en la mano matando a todos los de la comitiva que acompañaba al Inka.
Juan Pizarro se abalanza sobre el Sr. de Chincha, lo mata y le arranca todos los adornos de oro y plata que llevaba. este curaca deslumbró mas a los hispanos por su lujosa vestimenta y de adornos de oro con la que estaba ataviado.
Juan Pizarro se abalanza sobre el Sr. de Chincha, lo mata y le arranca todos los adornos de oro y plata que llevaba. este curaca deslumbró mas a los hispanos por su lujosa vestimenta y de adornos de oro con la que estaba ataviado.
Francisco Pizarro con su grupo matan a los hombres que rodean al inka, los que se esfuerzan para que las andas no caigan al piso, van cayendo tras la espada del invasor, otros los van reemplazando, Alonso de Mesa salta sobre las andas con un cuchillo en la mano levantada listo para matar a Atawallpa, Pizarro se da cuenta y también se encarama sobre las andas y detiene al agresor cuando este lanzaba un sablazo sobre el Inka, Pizarro termina con corte en la mano y logra salvarlo
- Lo quiero vivo! ¡A el no lo toquen!
Gritó Francisco Pizarro advirtiendo a todos los españoles.
Como el Sapa Inka no se movía y sus cargadores habían soltado las andas Pizarro y sus hombres lo obligaron a bajar y Miguel de Estete le quitó la Mascaipacha, Atahualpa fue capturado, detenido y secuestrado.
Francisco Pizarro comandando un grupo de 100 aventureros lograron capturar al Inca Atahualpa y destruir sus defensas dentro de un plan previamente establecido el 16 de noviembre de 1532.
- Lo quiero vivo! ¡A el no lo toquen!
Gritó Francisco Pizarro advirtiendo a todos los españoles.
Como el Sapa Inka no se movía y sus cargadores habían soltado las andas Pizarro y sus hombres lo obligaron a bajar y Miguel de Estete le quitó la Mascaipacha, Atahualpa fue capturado, detenido y secuestrado.
Francisco Pizarro comandando un grupo de 100 aventureros lograron capturar al Inca Atahualpa y destruir sus defensas dentro de un plan previamente establecido el 16 de noviembre de 1532.
Los cañaris estaban allí y no hicieron nada; los españoles saquearon el lugar y en la noche durmieron con un ojo, por temor a una revuelta y que intentaran rescatar al inca y lo mantuvieron secuestrado durante 8 meses y 19 días en un cuarto, Francisco Pizarro ordenó la vigilancia constante y permanente, pues temía un ataque sorpresivo de los incas para rescatarlo.
Al amanecer los vigías españoles alertaron a Pizarro sobre una muchedumbre que se estaba acercado, eran los cañaris que querían unirse a ellos, siguiendo una continua cadena de traiciones, así fue como los europeos se adueñan de los caminos y fortalezas incaicas, de alli para delante los cañaris fueron guías de los españoles y Pizarro lo aprovechó y llegó al Cuzco no solo acompañado de los cañaris, sino también de los huancas, huaylas, chachapoyas entre otros, que traicionaron a los incas, no todos los cañaris traicionaron al inca, hubieron curacas que se mantuvieron leales.
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