El cuarto del rescate de Atahualpa

 El rescate de Atahualpa

Secuestro de Atahualpa


Atahualpa estaba secuestrado, Pizarro permite que sus familiares lo visiten y le lleven sus alimentos los que como era costumbre eran llevados en rcipientes de oro y se da cuenta que los barbudos se sienten atraídos por el oro y la plata,Astutamente, como un buen zorro viejo, tal cual, Pizarro le muestra amistad a su prisionero Atahualpa, pero solo fue en apariencia, lo trata con amabilidad, también se preocupa por su comodidad, ordena a sus hombres que hagan lo mismo, bajo pena de ser castigados, Pizarro se acerca al Inca que estaba deprimido, que no comía bien y dormía poco y le dice:

- No tenga pena que pronto se van a arreglar las cosas.

- Usos son de la guerra vencer o ser vencido.
Contestó el Inka Atahualpa a Pizarro y se origina una amistad, totalmente falsa e interesada, ambos cenan juntos todas las noches, el Inka se fue adaptando a estar encerrado, pero nunca bajó esa arrogancia propia de su estirpe y aceptaba todo con altivez.
Le dieron comodidades y servidores, querían ganarse su confianza, recibía visitas de sus familiares y cortesanos que le llevaban comidas y bebidas en recipientes de oro y plata y algunos obsequios del mismo metal, permitieron que diera audiencias, pero solo las que ellos consentían, fueran familiares o curacas; jugaba con la taptana, especie de ábaco quiteño y aprendió a jugar ajedrez, cartas y dados al ver jugar a los ibéricos, captó los movimientos, esto le causó malestar con Hernando Pizarro que se convirtió en su enemigo.
Aprendió algo del castellano Atahualpa sorprende a Pizarro y este aprende mucho del inca.
Atahualpa se dio cuenta del especial interés que los españoles mostraban por las vajillas y adornos de oro y plata, especialmente a Pizarro, para los incas era solo eso, un metal brillante, que abundaba en el Tahuantinsuyo, no tenía mucho valor, Atahualpa le propuso a Pizarro:

- Hagamos un trato, llenaré este cuarto hasta donde alcance mi mano una vez con oro y 2 veces con plata.
- ¿No esta mal. en cuanto tiempo lo harían?
- En 60 días y sus noches, pero a cambio obtengo la libertad.
- Trato hecho, firmémoslo y que lo apruebe el notario.

Pizarro comentó con sus hermanos, ellos se mostraron algo incrédulos y acordaron a confirmar el acuerdo por escrito ante el escribano.
Atahualpa dio la orden a través de sus capitanes.
Pizarro aceptó y el inca ordenó a sus súbditos traer todo el oro del Cuzco y del resto del Tawantinsuyo para pagar su rescate y quedar libre.

Atahualpa ordenó a los caciques y a sus generales que trajesen todo el oro que encontraran para pagar por su rescate.

- Necesito que recolecten y traigan todo lo que sea de oro y plata para pagar mi rescate y salir en libertad, ya lo he acordado con el capitán Pizarro y lo hemos firmado ante el notario.
- Envíen emisarios por todo el Tahuantinsuyo y que los chasquis recorran las vías del Qhapaq Ñan por los 4 suyos anunciando mi próxima libertad.

Días después, en mayo de 1533 empezaron a llegar los primeros cargamentos a Cajamarca y después de zonas del sur mas alejadas, conforme iban llegando y se iba llenando la habitación y los ibéricos comenzaron a robarlo en las noches, provocando la demora en cubrir lo ofrecido por Atahualpa; estos robos lo iban fundiendo y ocultando sin que el Inka se diera cuenta.

- Atrás vienen más cargamentos, el viaje es lento y los hombres se cansan, terminamos agotados, pero igual hay mucho por transportar.

Atahualpa habla con Pizarro y le ofrece llenar el cuarto donde estaba confinado una vez con oro y dos veces con plata hasta donde alcance su mano extendida hacia arriba a cambio de su libertad.
Al aceptar Pizarro, Atahualpa ordenó a sus hombres a llevar a Cajamarca todo el oro y plata que sea suficiente para completar el pago acordado por su rescate.
El rescate entregado en Cajamarca a Pizarro consistió en varias toneladas de oro y plata, estó sorprendió a los españoles y les entró la codicia y organizaron una expedición al sur del país para buscar mas oro, plata y piedras preciosas, algo que nunca habían visto ni soñado.
Finalmente todo el tesoro fue fundido y repartido como consta en la relación oficial de Sancho de la Hoz y también cuenta que algunas piezas de oro por su tamaño y forma no fueron fundidas, fueron conservadas tal cual para enviarlos a la corte castellana como parte del Quinto real o sea la parte del saqueo que le correspondía a los reyes.
El secretario Francisco de Xeres (o Jerez) narra que del campamento de Atahualpa los hispano secuestraron hombres y mujeres y robaron llamas, ropas, oro, plata y 14 esmeraldas de gran tamaño y que uno de los soldados hispanos que marcharon al Cusco llevaba 2 cantaros de oro con sus tapas, varios copones de oro, ollas o vasijas de plata, mantas de fina labor con filigranas de oro, Xeres también narra que en una de las naves de retorno a España "yba llena de tales y muy mayores tinaxas de oro y otras piezas de mucha admiración"
También comentaron los cronistas que Pizarro envió como regalo al rey la joya denominada Mallqui de Wiracocha como la parte del rescate como el Quinto real que le correspondía al rey por el rescate de Atahualpa y que fue encomendado a Hernando Pizarro para llevar y entregar al monarca castellano.
En ese navío que comandaba Hernando Pizarro decidieron retornar varios soldados con el botín obtenido, según el historiador Zarate se escogieron las piezas "mas abultadas y vistosas para que sean tenidas en mas en Castilla"

Se considera que dicho rescate es el mas alto pagado en toda la historia de la humanidad y cálculos actuales consideran que Pizarro recibió aproximadamente 12 toneladas de plata y 6 de oro y el valor actual sería de 300 millones de dólares o 240 millones de euros. de las cuales se beneficiaron le corona de España y la Iglesia.
A pesar de haber pagado su rescate Atahualpa fue traicionado y lo asesinaron acusándolo de idolatra, poligamia, incesto, fratricidio y cuanta barbaridad se les pudo ocurrir, bajo este pretexto estaba el temor de que Atahualpa libre los pudiera atacar.
Atahualpa fue ejecutado el 26 de julio de 1533.

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