Cañaris

Cañaris o Kañaris

Traición


Los incas tenían muchos enemigos, entre ellos, a los cañaris, que era un pueblo que habitaba en la región norte del Perú y cuyo territorio se extendía hasta el Ecuador, estos fueron incorporados al Tawantinsuyo por Tupac Yupanqui y lo acompañaron a conquistar todo el norte hasta Cauca en Colombia, el inca tuvo a su hijo Wayna Capac en Tomebamba (hoy Cuenca, Colombia) y posteriormente encargó a los cañaris la custodia de esa zona, como verdaderos mitimaes; cuando estalló el conflicto entre Huáscar y Atahualpa, los cañaris se pusieron al lado de Huáscar y atraparon a Atahualpa en Cajamarca, pero el inca logró escapar ayudado por el Dios Amaru que lo transformó en una serpiente (se formó una leyenda) así creció su fama y la victoria se puso a su lado y al ver que Huáscar iba perdiendo la guerra, los cañaris le solicitaron perdón a Atahualpa quién les dió la espalda, Atahualpa no olvidaba el trato que le dieron cuando cayó preso y el cacique de los cañaris le rompió la oreja para apoderarse de sus pendientes de oro, símbolo y orgullo de la aristocracia inca, convirtiéndose en enemigos declarados por los incas.
La intensidad de la guerra interna, entre los hermanos por la corona del imperio, impidió que los incas le dieran la importancia debida y consideraran el peligro que arrastraban la llegada de los invasores extranjeros.
Sin embargo, estos, si calcularon bien sus malas intenciones y utilizaron a los enemigos de los incas para enfrentarlos, primero a los cañaris que fueron sometidos por los cuzqueños y estaban condenados a desaparecer el día que Atahualpa asumiera la mascaipacha de todo el imperio en una fastuosa ceremonia que se estaba preparando en el Cuzco.
Quizás la guerra interna fue muy amplia y no dió espacios para dar la importancia debida y considerar el peligro que arrastraban los castellanos, estos si estudiaron y calcularon bien sus intenciones, utilizaron a los enemigos de los incas, primero en la costa que fueron sometidos por los cuzqueños; Pizarro fue tratado bien en la costa y se ganó a 2 jóvenes tallanes que fueron guías y traductores, a quienes llamaron Filipillo y Martinillo, ambos odiaban a los incas, especialmente a Atawallpa.
Los cañaris estaban condenados a desaparecer el día que Atawallpa asuma la mascaipacha de todo el imperio en una fastuosa ceremonia que se estaba preparando en el Cuzco.
Cuando Pizarro capturó a Atawallpa los cañaris estaban allí y no hicieron nada; los españoles saquearon Los Baños y durmieron con un ojo por temor a una revuelta y que intentaran rescatar al inca.

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